Tecnología y generación de empleo: ¿complementariamente contradictorios?
Un ubicuo fantasma recorre el mundo: la “robotización”, o más precisamente la automatización de procesos (ADP). Dicen que será el gran verdugo de los puestos laborales, o que ya lo es, con la Inteligencia Artificial (IA) como estrella deslumbrante.
Según la OCDE, en sus 37 países miembros, el 57% de los empleos son susceptibles de ser automatizados. En otras regiones, como LATAM, ese número puede alcanzar hasta el 75%. Turismo, agricultura y tareas administrativas están en la mira directa de la llamada “robotización”.
Una historia repetida (pero más rápida)
Desde la masificación de la computación, la llegada de Internet, el auge de las redes sociales, el blockchain y las criptomonedas, hemos vivido cambios de paradigma. Pero la IA es la frutilla del postre: tan deseada como temida, tan accesible como disruptiva.
Su adopción masiva en menos de 30 años es brutal. Y hoy, casi nada parece quedar fuera de su alcance.
El trabajo mutante
La IA nos mete de lleno en un entorno donde todo puede convertirse en datos. Según la ONU, aportará un 5% al PBI global en 2030. Usarla en el trabajo dejó de ser opcional, como alguna vez pasó con Internet.
Según el Foro Económico Mundial, de acá a 2025 se crearán 170 millones de empleos gracias a la automatización, pero desaparecerán 92 millones. El saldo, si se cumple, sería positivo: +78 millones.
Una incógnita abierta
A la par, el 65% de los niños que hoy cursan la primaria trabajarán en empleos que aún no existen. Mientras tanto, generaciones enteras sienten que los paradigmas laborales que conocieron se disuelven. Y la pandemia aceleró en 5 años la digitalización del trabajo remoto.
¿Todo cambio será ganancia? ¿O nos espera un mercado laboral irreconocible?
La moneda está en el aire.